LA AYUDA MUTUA EN EL TRABAJO

 “No hay problema que no podamos resolver juntos, y muy pocos que podamos resolver por nosotros mismos»

EL FUTURO ES GRUPAL

En la década de los noventa en las empresas se implemento una palabra que más allá de un concepto, es sin duda la manera más eficiente y eficaz que pueden utilizar los sistemas para producir, es concepto es el trabajo en equipo. El trabajo en equipo o trabajo grupal, es la tendencia que por naturaleza un sistema adopta para poder producir resultados y expandirse. Esta filosofía de trabajar no es novedosa, y podemos llegar a afirmar que en todas las civilizaciones anteriores conocidas, vemos ejemplos de esta manera de hacer las cosas gracias al legados que ha llegado a nuestros días.
Ya en los años cuarenta William Edwards Deming fue uno de los mas incipientes en el trabajo en equipo para el logro de la calidad total.
Durante décadas han sido muchas las voces que han intentado convertir la palabra Equipo en una acción, en una forma de realizar los trabajos y poder producir. Podríamos pensar en principio que el ser humano es gregario, en nuestra base de información más básica tenemos registrado que hemos de relacionarnos y que producimos mejor como grupo que como individuo.
Pero hoy en día tras décadas de hablar del trabajo en equipo vemos como continua siendo una utopia, peor aun que hemos corrompido por completo el mensaje y la filosofía que sustenta este concepto. Podríamos afirmar que lo que la gerencia vende hoy en día como trabajo en equipo es algo como “vosotros sois un equipo, y aquí se hace lo que yo diga”. Esto ha llevado a los sistemas a no reconocerse como tal, pues sus componentes se individualizan y intentan sobrevivir sin contar con nadie, compitiendo en todo momento, desconfiando de todo en cada segundo, viéndose como una minúscula fuerza sin posibilidad de cambiar las cosas.

Posiblemente una de las creencias que haya contribuido más a este paradigma actual, es la que desde pequeños nos transmitieron nuestros padres y familiares, y que nosotros la compramos sin ponerla en duda en ningún momento, ese mítico “has de ganarte la vida”. Detrás de esa frase se esconde una carga energética negativa que bien pudiera ser que haya contribuido a la situación actual de estrés y indolencia de muchos trabajadores en las organizaciones.
En la etapa actual de las grandes corporaciones y sistemas empresariales, se están viendo cambios notables en muchos aspectos de la gestión y el liderazgo. Los empleado cada vez están más preparados y capacitados y ya no tan solo a nivel intelectual, si no también a nivel emocional.
Aún podamos ver estos pequeños cambios, día a día vemos como los sistemas se estancan y llegan a colapsar, por no prestar a atención a los indicadores sitémicos que les están reclamando un cambio. En estos tiempos por suerte contamos con herramientas sintéticas que nos pueden ayudar a detectar y acompañar en un proceso de cambio, para que el trabajo grupal fluya correctamente y pueda dar los resultados productivos más elevados.
El trabajo sistémico es la antesala del desarrollo correcto de los equipos, para poder ser eficientes y eficaces en el desarrollo de nuestro trabajo tanto a nivel individual como grupal.
En los próximos años nos veremos obligados a aplicar las técnicas sistémico en las corporaciones, pues hemos llegado a un punto critico donde la cantidad ha sustituido a la calidad; la gestión del trabajo, ejercida por directivos que poco saben de lo que deben gestionar y sus herramientas de evaluación, la precarización y la inseguridad convierten trabajar en un infierno lleno de enfermos y hacen el sistema poco productivo.

Compartimos con vosotros una articulo de Christophe Dejours, psiquiatra, investiga la relación entre trabajo y salud mental, Donde nos da su punto de vista de la actualidad de la mala aplicación del trabajo en equipo y las consecuencias que tiene sobre los trabajadores.

LA AYUDA MUTUA EN EL TRABAJO HA DESAPARECIDO

INOPERANTE
Lleva tres décadas investigando cómo afecta el trabajo en nuestra salud y tiene escritos varios libros. El panorama que describe es desolador: la cantidad ha sustituido a la calidad; la gestión del trabajo, ejercida por directivos que poco saben de lo que deben gestionar y sus herramientas de evaluación, la precarización y la inseguridad convierten trabajar en un infierno lleno de enfermos y hacen el sistema poco productivo… “Pero las elites económicas y los estados prefieren el control que ejercen a través del miedo a la productividad”. El resultado es un tejido social enfermo y una tendencia a los sistemas totalitarios. Ha impartido una conferencia en la Sociedad de Estudios Psicosomáticos Iberoamericana (SEPIA).

¿El trabajo es parte esencial de nuestra identidad?
Sí, y por tanto puede ser el vehículo para nuestra realización o para nuestra destrucción.

Usted estudia lo segundo.
Desde finales de los años noventa se ha dado una transformación muy profunda de la organización del trabajo. Los técnicos e ingenieros han sido reemplazados por gestores.

Que no necesariamente entienden de la materia que deben gestionar.
En absoluto. Se encargan de la gestión de costes: de stocks, del tiempo, del personal; y sus herramientas, la evaluación individual del trabajo, los criterios de certificación, las normas ISO…, ya no miden la calidad del trabajo sino la cantidad.

¿Y eso qué provoca?
La evaluación individual provoca la competitividad generalizada, lo que altera profundamente las relaciones en el trabajo donde la ayuda mutua desaparece.

Es el sálvese quien pueda.
Sí, instalando la desconfianza y el miedo, lo que provoca diversas patologías. Los trastornos musculoesqueléticos son la enfermedad profesional que más aumenta en Francia.

¿No se debe a una mala postura?
No, se trata de tensión, afecta a todo tipo de trabajadores y es una catástrofe en la salud pública. También aumentan el burn out y el karoshi.

¿Muerte súbita?
Ocasionada por una hemorragia cerebral sin que hubiera ningún factor de riesgo cardiovascular. Y se ha disparado el consumo de drogas para aguantar el ritmo de trabajo. Sabemos que en las cadenas de montaje se consume cocaína.

Aumentan los suicidios en el lugar detrabajo.
La estandarización a través de la aplicación de protocolos crea entre los profesionales mucho sufrimiento ético. Comerciales, médicos, jueces, anestesistas… los aplican sabiendo que en muchos casos las repercusiones serán nefastas.

¿Un fenómeno nuevo?
Apareció en el año 2000 y se da en todos los países occidentales. En France Télécom en seis meses en el 2009 se suicidaron 35 personas, y un total de 60 entre el 2007 y el 2010 .

¿Lo ha investigado?
Sí, se manifiesta en personas dedicadas, sólidas y bien estructuradas cuya organización los impulsa a contribuir en prácticas que ellos condenan: empleados de centros de llamadas que se ven obligados a mentir al cliente; médicos a los que se les pide que detengan la reanimación de un paciente para recuperar los órganos para trasplantes para aumentar el rendimiento de un hospital…

¿El trabajador es más manso que nunca?
Sí, porque la evaluación personal ha destrozado la solidaridad y la confianza. En las multinacionales ves que los ingenieros con mesas continuas prefieren comunicarse por e-mail. La gente tiene miedo los unos de los otros.

Vivimos en la inseguridad.
La presión es tan grande que nunca se habían visto tantas prejubilaciones. En los hospitales en Francia hay miles de puestos vacantes para médicos jefes de servicio.

¿Por qué lo toleramos?
Destruida la solidaridad, las estrategias que desarrollamos para defendernos de esa presión laboral a nivel colectivo pasan por intentar integrar el sufrimiento.

Póngame un ejemplo.
Hoy la mano de obra se basa en la subcontratación en cascada, el trabajo precario. Los obreros le dan la vuelta asumiendo el riesgo laboral como un juego. Son habituales las novatadas, en las que obligan al nuevo a trepar sin arnés al edificio en construcción y allí lo suspenden colgando de una grúa y lo columpian en el aire.

¿Tiene usted alguna solución?
Debemos organizar el trabajo de otra manera. Desde nuestro laboratorio hemos puesto en marcha hace ya diez años otro modelo de gestión que está funcionando muy bien.

¿Qué propone?
La cooperación horizontal, vertical, con los clientes, y transversal (entre médico y paciente, profesor y alumnos, productor y consumidor). El resultado es una mayor productividad porque optimiza el tiempo, la eficacia y la calidad.

Escribió usted un informe al respectopara el Gobierno francés.
Sí, con un comité de expertos, pero fue archivado.Las multinacionales y los estados prefieren perder en calidad y en salud mental y ganar en dominio y control, porque eso debilita la posibilidad de que la gente se organice y proteste. ¡En Francia ya no hay huelgas!

No parece que el sistema vaya a cambiar.
No, pese a que hay señales claras de que el modelo está en crisis y que destruye el tejido social y la democracia, de ahí la ascensión de la derecha en toda Europa.

Pero este modelo se impone porque muchos colaboran.
Sí, ejecutivos, gerentes, personal de recursos humanos, supervisores y técnicos que contribuyen a la flexibilización del trabajo, el abuso y la precariedad sabiendo que es moralmente reprobable. Su manera de aguantar es no pensar centrándose en el trabajo y obedeciendo.

¿Y a ellos no les afecta?
Muchos padecen estrés y trastornos cognitivos: no pueden distinguir lo que es justo y lo que es injusto, e incluso lo que es verdad de lo que es falso en la propia naturaleza del trabajo.

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